Preguntas y respuestas 

Comisión Doctrinal – International Catholic Charismatic Renewal Services

Anno 2016

 

Un sueño es una sucesión de imágenes, pensamientos y emociones que suceden en la mente de una persona mientras duerme. Pasamos una parte importante de nuestra vida dormidos, unas ocho horas de cada veinticuatro. ¿Puede el Señor utilizar sueños para comunicarse con nosotros? Desde luego que puede, ya que a menudo lo hace en la Escritura y en las vidas de los santos. A través de los sueños Dios, a veces, nos habla de una manera que es imposible mientras estamos despiertos, con nuestras mentes ocupadas y en ambientes que distraen mucho. Mientras estamos dormidos, ¡Dios puede captar nuestra atención! Un ejemplo asombroso es que muchos musulmanes han llegado a la fe en Jesús después de que Él se les ha aparecido en sus sueños.

La Escritura dice que Dios habla a sus profetas a través de sueños: “Si hay entre vosotros un profeta, en visión me revelo a él, y hablo con él en sueños” (Nm 12, 6). Pero los sueños no están limitados a los profetas. Job 33, 14-15 dice: “Habla Dios una vez, y otra vez, sin que se le haga caso. En sueños, en visión nocturna, cuando un letargo cae sobre los hombres, mientras están dormidos en su lecho”. En Pentecostés, Pedro declaró el cumplimiento de la promesa de Dios:  “Derramaré mi espíritu sobre toda carne… vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños” (Hch 2, 17).

Existen muchos ejemplos de Dios hablando a su pueblo a través de sueños tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. José tuvo sueños proféticos que impactaron drásticamente en el curso de su vida, su familia y muchas otras personas. Sus primeros sueños enfadaron y pusieron celosos a sus hermanos, con el resultado de que le vendieron como esclavo en Egipto (Gn 37, 5-8). Más tarde, su interpretación profética de los sueños del Faraón de que habría siete años de abundancia seguidos de siete años de hambre, condujeron al Faraón a almacenar comida para que Egipto y las naciones circundantes pudieran tener comida para sobrevivir en los años de vacas flacas (Gn 41, 1-32).

Dios se comunicó con San José a través de sueños para decirle que no tuviera miedo de tomar a María como esposa (Mt 1, 19- 20). Dios utilizó sueños para exponer el plan del enemigo y para advertir a José que huyera a Egipto para salvar al niño Cristo
(Mt 2, 13).

¿Puede alguien tener un carisma de sueños proféticos? El Catecismo define carismas como “los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo”. (799). Lo que es importante advertir en esta definición es que el propósito de los carismas es servir a otros y edificar la Iglesia. Esto concuerda con la enseñanza de San Pablo, quien escribió: “A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común” (1 Co 12, 7). De modo que si alguien tiene un carisma de sueños proféticos, los sueños los da Dios para edificar, alentar o advertir a la comunidad de fieles. Por otra parte, algunos sueños proféticos se dan exclusivamente para beneficio de la persona que los recibe, y por lo tanto no son carismas.

Aunque Dios puede comunicarse con nosotros a través de sueños, es importante advertir que muchos sueños no son revelación de Dios sino simplemente una expresión del mundo de nuestro pensamiento inconsciente. Sirácida (Eclesiástico) nos advierte contra el dar demasiada credibilidad a los sueños, diciendo que aquellos que creen en sueños son como aquellos que agarran sombras o persiguen al viento. “A menos que te sean [los sueños] enviadas por el Altísimo en visita, no abras tu corazón a estas cosas. Que a muchos extraviaron los sueños, y cayeron los que en ellos esperaban” (Si 34. 6-7).

Por lo tanto ¿cómo discernimos si un sueño es un mensaje de Dios o simplemente una expresión de nuestros pensamientos inconscientes? Es parecida a la manera en que discernimos profecías.

Pida claridad. Si un sueño tiene una intensidad especial y parece venir del Señor, pídale al Señor que le aclare si le está hablando a través del sueño, sea para aliento, guía, advertencia o promesas para el futuro. Pida la gracia de comprender e interpretar el sueño con exactitud.

Revise el sueño. ¿Qué emociones provoca? ¿Le deja con una sensación de paz y le acerca más al Señor, o produce miedo o ansiedad? Esto último sería un signo de que no es de Dios. ¿Su contenido está en línea con la Escritura y la Tradición? Si no, entonces no es de Dios.

Escuche a Dios. Siéntese tranquilamente ante el Señor y escúchele. Pídale al Señor que le revele su verdad.

Busque consejo espiritual. Comparta el sueño con su director espiritual, los servidores del grupo de oración o amigos espirituales de confianza. Compartir sueños y buscar la interpretación adecuada es bíblico. El Faraón buscó el consejo de José sobre sus sueños, y Egipto se salvó de la hambruna.

Discernimiento. Después de determinar el significado del sueño, discierna si es solo para usted o para el resto del cuerpo de Cristo. Una manera sería considerar en oración la interpretación del sueño y a quien impactaría. Esto exige también el consejo de otros

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