Preguntas y respuestas 

Comisión Doctrinal – International Catholic Charismatic Renewal Services

Anno 2013

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«Miren hacia el futuro comprometiéndose a una nueva evangelización, nueva en su ardor, métodos y expresiones». Con estas palabras el papa Juan Pablo II dio a la Iglesia su tarea primordial para el tercer milenio: un nuevo anuncio del Evangelio realizado con renovado vigor inspirado por el Espíritu Santo, el poder que crea testigos (Hch 1,8).

El seminario de vida en el Espíritu (SVE) es una herramienta ideal para la nueva evangelización. Cuando se hace bien, se puede encontrar en él las tres características mencionadas por el papa Juan Pablo II.

 

Nueva en su ardor

El celo y el fervor vienen del Espíritu Santo. Solo el bautismo «en el Espíritu Santo y fuego», vivido en un contexto de conversión permanente y profunda, permite a una persona actuar con la unción del Espíritu Santo para evangelizar y servir al Cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo nos da el valor de anunciar a Cristo a los que no lo conocen, al igual que la mujer samaritana, quien al dársele de beber del agua viva se convirtió en una evangelizadora llena de celo (Jn 4,39-49).

Hoy en día las personas escuchan a los testigos que son impulsados por el amor ilimitado de Jesús. Las personas escuchan y creen al evangelizador ardiente porque este se ha encontrado con el Señor, quien lo ha atraído, llamado, sanado y enviado a dar fruto. Su corazón se inflama de amor como los de los discípulos de Emaús cuando escucharon la palabra de Dios.

 

Nueva en sus métodos

Los cristianos que se vuelven sincretistas o tibios por lo general no han sido evangelizados. No han tenido un encuentro personal con Jesús, el Mesías y Salvador crucificado y resucitado. Por tanto, el primer paso en los nuevos métodos de evangelización es presentar a Jesús resucitado. En el seminario de vida en el Espíritu se proclama a Jesús por el testimonio vivencial, hablando abiertamente de su nombre, su enseñanza, su vida, sus promesas y su reino. Se proclama el kerigma: «Dios Padre te ama personalmente. Jesús es tu Señor y Salvador».

El segundo paso es el intercambio comunitario en la misión de Jesús. Jesús envía los obreros a su viña a trabajar en equipo, usando los dones y carismas del Espíritu. La unidad establecida por la palabra de Dios nos da credibilidad y planta la semilla de la acción fecunda. Cuando los apóstoles Pedro, Andrés, Santiago y Juan trabajaron juntos, llenaron sus barcos de peces (Lc 5,1-11).

 

Nueva en sus expresiones

La nueva evangelización es nueva en sus expresiones si el evangelizador proclama el Evangelio de manera clara y directa, si presta atención a los signos que acompañan la proclamación de la Palabra y si, impulsado por una fe profunda, habla bajo la inspiración del Espíritu Santo.

A través del bautismo en el Espíritu Santo aprendemos a imitar a Jesús, quien «recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mt 4,23), y quien envió a su discípulos a hacer lo mismo (Mc 16,15-17). La proclamación del reino se hace no solo con palabras sino también con hechos, realizados por medio de la fe en el nombre de Jesús y el poder del Espíritu Santo.

 

Conclusión

La nueva evangelización exige que volvamos a la enseñanza de Jesús y al la poderosa acción del Espíritu Santo. Exige por ende un regreso a lo esencial. El SVE propone un encuentro con Jesús vivo y la experiencia del poder del Espíritu Santo. Es en verdad un camino real de entrada en la vida en abundancia (Jn 10,10).

¿Se puede hacer el seminario de vida en el Espíritu en un solo día?

El seminario de vida Espíritu fue originalmente diseñado para ser un programa de siete semanas, siguiendo el modelo de las siete semanas de oración y espera que los discípulos de Jesús, incluyendo a María, su madre, vivieron desde la Resurrección hasta Pentecostés. En el quincuagésimo día «se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse» (Hch 2,4).

Hoy en día el SVE se hace a veces en un formato de dos semanas, o durante un fin de semana, o incluso en un solo día. Para algunos grupos, estas son las únicas opciones viables debido a diversas circunstancias pastorales. Sin embargo, esas no son las condiciones más ideales. Siempre que sea posible, lo más conveniente es utilizar el formato completo de siete semanas. En algunos casos, cuando las personas no están familiarizadas con el mensaje del Evangelio, es aún mejor un formato más largo, como de tres meses o un año.

El seminario no solo es una cuestión de escuchar charlas, sino de seguir un camino de conversión profunda, rompiendo con la vida de pecado, obteniendo sanación interior y liberación. Las personas descubren de nuevo el amor del Padre, llegan a conocer la salvación y el señorío de Jesús y son capacitadas para ser sus discípulos y testigos en el mundo. Es solo después de esta formación y conversión que las personas están listas para recibir una efusión más profunda del Espíritu y sus dones.

Si hay insuficiente preparación, por lo general la oración por el bautismo en el Espíritu no da el fruto de la santidad que se espera, ni trae carismas auténticos para servir al Cuerpo de Cristo en el poder del Espíritu Santo.

Por supuesto, a veces Dios soberanamente bautiza a las personas en el Espíritu Santo, en espacios fuera del seminario de vida en el Espíritu. Por ejemplo, a través del sacramento de la confirmación, si su preparación abarca los mismos temas de los SVE. Dios derrama su Espíritu cuando quiere.

 

 

 

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