El nacimiento de CHARIS
y su importancia para la Renovación Carismática Católica

Discurso del Cardenal Kevin Farrell durante la inauguración de CHARIS – 6 de junio de 2019

Agradezco esta oportunidad de hablar frente a tantos líderes de la Renovación Carismática Católica sobre la visión que ha llevado a la creación de CHARIS, y sobre por qué CHARIS es importante para el futuro de la Renovación Carismática y para la Iglesia.

En particular, quiero agradecer a Jean-Luc Moens, moderador de CHARIS y al P. Raniero Cantalamessa O.F.M.cap, Asistente Eclesiástico y saludar a los miembros del Servicio Internacional de Comunión.

CHARIS: una iniciativa del Santo Padre

Al hablar de los comienzos de CHARIS, lo primero que hay que señalar es que la idea viene directamente del Papa Francisco. Creo que sorprendió a casi todos cuando escribió a los Presidentes de ICCRS y de la Fraternidad Católica el 2015 pidiéndoles, inicialmente, que reflexionen sobre las ventajas de formar un solo servicio para la Renovación Carismática internacional y luego, en una segunda carta, pidiéndoles que participen activamente en el proceso que condujo a la creación de CHARIS.

Creo que está claro para todos nosotros que el principal objetivo del Santo Padre no era administrativo, sino pastoral. Como un buen pastor ha acompañado el proceso desde el primer día. Puedo decirles que durante los tres años previos al establecimiento de CHARIS, el Santo Padre con frecuencia me pidió noticias sobre el progreso del proyecto.

Un tiempo especial en la historia de la Renovación Carismática

Las cartas del Papa Francisco sobre CHARIS dicen claramente que el testimonio que la Renovación Carismática da a la Iglesia es más efectivo cuando es un testimonio de unidad y de servicio; que aquellos que lideran deben esforzarse en este sentido y que

es absolutamente necesario fortalecer la unidad en la Renovación Carismática Internacional.

También subraya que actualmente estamos en un momento especial en la historia de la Renovación Carismática Católica; después de cincuenta años, es un buen momento para hacer un balance y pensar seriamente sobre cuál es la mejor manera de servir al Señor y a su Iglesia.

No debemos sorprendernos de que el Santo Padre tenga ideas muy específicas sobre el rol de la Renovación Carismática Católica, porque él mismo ha explicado que, como Obispo, llegó poco a poco a apreciar el crecimiento de una auténtica vida cristiana producida por el bautismo en el Espíritu Santo; y al final de su tiempo como arzobispo de Buenos Aires fue elegido por la Conferencia Episcopal Argentina como delegado para la Renovación [1]. La visión que el Papa Francisco propone para la Renovación Carismática Católica, y las tareas que él ha establecido para sus líderes y para sus miembros, forman parte del modo como el Santo Padre ejercita el carisma de Pedro y de cómo busca cumplir su misión como Pastor de la Iglesia universal.

Lo que el Papa pide a la Renovación Carismática Católica hoy y para el futuro es que ella se entienda a sí misma como un instrumento pastoral al servicio del Sucesor de Pedro. Esto significa que debemos comprender con profunda docilidad que la Renovación Carismática no pertenece a sus miembros sino, más bien, a la Iglesia. Esto podría sorprendernos: después de todo, la Renovación Carismática no ha sido una iniciativa episcopal o pontificia. La Renovación Carismática realmente ha crecido de abajo hacia arriba, de persona a persona, a través de una serie de iniciativas privadas, impulsadas por el Espíritu, como el incendio en un bosque es empujado por un viento poderoso.

Es el cumplimiento del deseo de Jesús: “He venido a prender fuego a la tierra, y “¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!” (Lucas 12: 49). Y sin embargo, a menudo es así como el Espíritu mueve a la Iglesia: cambiando la vida de las personas a través de un encuentro personal y convincente con Él, obligando a los Pastores a tomar nota, a discernir y luego a confirmar la presencia del Espíritu y alentar su obra divina. Hay ejemplos de esto a lo largo de la historia de la Iglesia. Basta con considerar la vida de Francisco de Asís, un laico que le permitió a Dios de moldear su vida y, al hacerlo, creó la centella para una profunda renovación de la Iglesia cuyos frutos aún son visibles hoy en día. En efecto, cuando el papa Francisco habla de la Renovación carismática como una “corriente de gracia” [2], nos recuerda cómo el entonces cardenal Ratzinger habló sobre el don dado a la Iglesia a través de la docilidad de Francisco de Asís [3]. Sí, hay órdenes y comunidades franciscanas, pero hay una corriente espiritual que los envuelve y va más allá de ellos y que se ha convertido en patrimonio de toda la Iglesia. De la misma manera, la Renovación Carismática Católica ha dado origen a comunidades e institutos específicos, pero esta corriente de gracia va más allá de ellos y no pertenece a ninguno de ellos.

El Papa Francisco hace un llamamiento a la Renovación, para que busque una madurez eclesial cada vez más profunda en cuanto a su identidad y a su misión y CHARIS es el instrumento dado al servicio de este proceso de madurez. La Renovación Carismática católica, debido a esta identidad eclesial, recibe de los pastores de la Iglesia la confirmación de su identidad.

La madurez gradual de la Renovación Carismática Católica y su identidad eclesial es algo que todos los Pontífices romanos que han conocido la Renovación han alentado y acompañado.

San Pablo VI, ante el Congreso Internacional de Carismáticos en Roma en 1975, hizo un auténtico discernimiento eclesial cuando dijo que la Renovación Carismática Católica era “una oportunidad para la Iglesia y para el mundo” [4], y subrayó tres principios de discernimiento expuestos por San Pablo “examinadlo todo y quedaos con lo bueno”(I Tes. 5:12). Estos principios son:

1 – Fidelidad a la doctrina auténtica de la fe. Si algo contradice la fe no, viene del Espíritu;

2 – Dar prioridad a los dones superiores – los dones superiores son aquellos dones dados para el servicio del bien común;

3 – La búsqueda de la caridad, porque sólo el amor une todos los dones y los perfecciona. (Col. 3: 14)

Cuando San Juan Pablo II habló a los participantes de la cuarta Conferencia Internacional de Líderes en 1981, repitió estos principios fundamentales para quienes lideran la Renovación Carismática Católica y comentó cómo, desde 1975, los líderes de la Renovación ya habían desarrollado una visión eclesial más alargada […] y como se esforzaron para que esta visión se haga cada vez más concreta en quienes dependen de ellos como guías” [5].

También fue San Juan Pablo II, durante el Gran Jubileo del año 2000, en un mensaje al Encuentro Mundial de la Renovación Carismática Católica, quien convocó a la Renovación Carismática – y a las comunidades dentro de ella en particular – para dar un paso adelante hacia una mayor madurez eclesial, y encargó al liderazgo internacional que ayude a desarrollar esta conciencia eclesial [6].

Cuando el Papa Benedicto XVI habló durante una reunión de la Renovación Carismática Católica en la víspera de Pentecostés del 2012, los invitó a recibir el poder del Espíritu Santo para “crecer en confianza y en abandono a su voluntad, en fidelidad a vuestra vocación y en el compromiso de llegar a ser adultos en la fe, la esperanza y la caridad, […] maduros y responsables, […] mansos, humildes siervos ante Dios” [7]. Para alcanzar esta madurez subrayó la importancia de un ejercicio “humilde y desinteresado” de los dones para el bien común, construyendo sólidamente sobre la roca de la Palabra de Dios (Mt 7: 24-25), guiados en esto por la docilidad al magisterio de la Iglesia [8].

Claramente, este viaje hacia la madurez eclesial, como afirma el Papa Francisco, está entrando en una nueva fase y CHARIS es el instrumento buscado por el Santo Padre al servicio de esta madurez. Así en el Circo Máximo, durante el Jubileo de Oro en 2017, el Santo Padre nos invitó a todos: “Les deseo un tiempo de reflexión, de memoria de sus orígenes; un tiempo para dejar atrás todas las cosas añadidas por el yo, y transformarlas en escucha y alegre bienvenida a la acción del Espíritu Santo” [9].

La Renovación es hoy una fuerza espiritual que impregna las vidas de millones de personas a través del bautismo y efusión del Espíritu Santo. Como forma organizada de apostolado también asume tareas y misiones que van más allá de la autonomía que los fieles tienen para evangelizar y buscar la santidad. La Renovación Carismática, en este sentido, recibe su misión de la Iglesia. Específicamente es el Santo Padre Francisco quien, en nuestros días, ha dado claras indicaciones de cuál es esta misión. Es debido a la misión eclesial conferida a la Renovación Carismática católica que el Papa Francisco inspiró la creación de CHARIS. Además, es debido al carácter público de esta misión eclesial que CHARIS ha sido dotada de personalidad jurídica pública.

Entonces, ¿cuál es esta misión?

El Santo Padre le ha dicho a la Renovación Carismática Católica que toda la Iglesia necesita de su ayuda para vivir el Evangelio. Cuando el Santo Padre habla a la Renovación carismática, se dirige al mismo tiempo a todas y cada una de las personas que comparten esta corriente de gracia y también aquellos que sirven en roles de liderazgo, porque todos son responsables, cada uno según su propia situación y función, de cómo la Renovación debe servir a la Iglesia. CHARIS está destinado a estar al servicio de todas las personas y grupos, con el fin de ayudarles a responder a estas expectativas:

1 – El Santo Padre espera una conversión personal permanente al amor de Jesús, presenciado en una vida arraigada en el Evangelio y en consonancia con él [10].

Para esta conversión personal debemos tener en cuenta que ésta fluye del bautismo en el Espíritu Santo y del encuentro personal con Cristo. Todos sabemos que la adhesión al Evangelio no es, ante todo, un esfuerzo moral de obediencia, sino la voluntad, una y otra vez, de elegir el discipulado.


2 – El Santo Padre espera que compartamos con todas las personas en la Iglesia la gracia del Bautismo en el Espíritu Santo [11].


3 – Él espera que evangelicemos con la Palabra de Dios para proclamar que Jesús es el Señor y que su amor alcanza a todas las personas [12].

Ya hemos hablado de lo dicho por el Papa Benedicto en 2012, que para construir nuestra casa en la roca que es la Palabra de Dios, (Mt. 7: 24-25) se requiere docilidad al Magisterio de la Iglesia. Él lleva esto más lejos aún cuando dice, en la misma ocasión: “Por lo tanto, es necesario formar conciencias a la luz de la Palabra de Dios y así dar firmeza y verdadera madurez; la Palabra de Dios en la cual se basa todo proyecto eclesial y humano dándole significado e ímpetu, también para construir la ciudad terrenal (Sal. 127: 1). Las almas de las instituciones deben renovarse y la historia debe hacerse fértil con las semillas de una nueva vida” [13].

Durante el Gran Jubileo del año 2000, San Juan Pablo II exhortó a la Renovación Carismática: “¡Busquen siempre a Cristo! Búsquenlo meditando la Palabra de Dios, búsquenlo en los sacramentos, búsquenlo en la oración, búsquenlo en el testimonio de sus hermanos y hermanas” [14].

En su invitación a volver a lo esencial de lo que la Renovación ha recibido, el Papa Francisco nos exhorta a redescubrir la Palabra de Dios como nuestro primer amor. “En los primeros días, se decía que ustedes carismáticos siempre llevaban una Biblia, el Nuevo Testamento […] con ustedes. ¿Todavía la llevan hoy? […] Si no, vuelvan a este primer amor” [15].

4 – Él espera que seamos un pueblo de oración y alabanza [16].


5 –  Él espera que estemos cerca de los pobres y los necesitados [17].

El Papa Francisco exhorta a la Renovación a permanecer cerca de los pobres.

Él dice: “En su carne tocarán la carne herida de Cristo” [18]. Aunque esta insistencia sorprendió a algunos, ha estado siempre presente en lo que los Papas le han pedido a la Renovación Carismática.

En 1975, San Pablo VI dijo: “No hay límites para el desafío del amor: los pobres, los necesitados, los afligidos y los que sufren en todo el mundo y que están cerca de todos ustedes claman a ustedes, como hermanos y hermanas de Cristo, pidiéndoles la prueba de su amor, pidiendo la Palabra de Dios, pidiendo pan, pidiendo vida” [19]. San Juan Pablo II, en el año 2000, dijo: “Sirvan a Cristo en los que los rodean, sírvanlo en los pobres, sírvanlo en las necesidades de la Iglesia. ¡Déjense verdaderamente ser guiados por el Espíritu! Amen a la Iglesia” [20]. Al amar a los pobres y tocando sus cuerpos heridos, amamos a Cristo. Además, si somos dóciles al Espíritu Santo, podemos darles a estos gestos concretos un significado adicional como gestos de amor por la Iglesia. En la reunión del Jubileo de Oro en el Circo Máximo, el Papa Francisco nos recordó que el testimonio de la primera comunidad cristiana en Jerusalén era que “no había una persona necesitada entre ellos” (Hechos 4: 34), y que el bautismo en el Espíritu, la alabanza y el servicio a nuestros hermanos y hermanas están “indisolublemente unidos”.

6 – Él espera que demos un testimonio de ecumenismo espiritual, como algo que se debe a nuestros hermanos y hermanas de otras Iglesias y comunidades eclesiales [21].

En el Circo Máximo, el Papa Francisco identificó la Renovación Carismática Católica como un instrumento a elegir para el camino ecuménico de la Iglesia.

Es un signo de la providencia de Dios que la misma experiencia de Pentecostés haya surgido en todas las Iglesias y Comunidades Eclesiales. Por lo tanto, hay una experiencia espiritual compartida a través de la Renovación Carismática con cristianos de todas las denominaciones. La Renovación Carismática se coloca providencialmente como una experiencia que une a los cristianos: nació ecuménica [22]. Madurando su identidad eclesial, el Papa Francisco llama a la Renovación Carismática Católica a participar en su tarea, como sucesor de Pedro, de reconciliar a las Iglesias y Comunidades cristianas para que todos sean uno. En la misma tarde, el P. Cantalamessa nos recordó que este camino ecuménico de amor puede comenzar de inmediato: cada persona puede hacerlo ahora. Al mismo tiempo, continuó, la experiencia espiritual compartida con los cristianos en la Renovación Carismática proporciona un contexto en el que los hermanos y hermanas que comparten el mismo Espíritu puedan “decir la verdad con amor” en los temas que nos separan, y de esta manera esforzarse hacia la unidad cristiana. Claramente, con el papa Francisco involucrando a la Renovación en este esfuerzo ecuménico institucional, CHARIS tiene la responsabilidad de promover, discernir y ayudar a dar forma a cómo la Renovación participa en esta tarea.

Como dijo san Juan Pablo II ya en 1981: “Confiemos en que si nos entregamos al trabajo de una verdadera Renovación en el Espíritu, este mismo Espíritu Santo traerá a la luz la estrategia para el ecumenismo, que hará realidad nuestra esperanza” que todos sean verdaderamente uno en Cristo.

7 – Él espera que busquemos y fomentemos la unidad dentro de la Renovación Carismática Católica, porque tal unidad es signo del Espíritu [24].

CHARIS acompañará a la Renovación mientras ora y obra para que el Espíritu Santo vuelva otra vez, como en un nuevo Pentecostés. Parafraseando al papa Francisco el domingo de Pentecostés 2017: el Espíritu descendiendo sobre cada persona y luego reuniendo a todos en comunión, dando nuevos dones a cada persona y reuniendo a todos en unidad, el mismo Espíritu creando unidad y diversidad. Es en esta lógica que CHARIS servirá a la Renovación Carismática Católica, en el Servicio a todas las expresiones de la Renovación, dando soporte, brindando capacitación y formación, ayudando en el discernimiento, fomentando la misión y ayudando a aquellos que sirven en todos los niveles a evitar las tentaciones recurrentes de buscar la diversidad sin unidad y de buscar la unidad sin diversidad.

CHARIS buscará formas de alentar a todas las personas que comparten la gracia del Bautismo en el Espíritu Santo a aceptar una responsabilidad personal como hombres y mujeres de comunión, donde la experiencia renovada de “el perdón recibido y el perdón dado” hace que el corazón sea nuevo y nos edifica como personas nuevas para el servicio del Señor [25]. Como Ezequiel profetizó: “Te daré un nuevo corazón y pondré un nuevo espíritu en ti; Voy a quitar tu corazón de piedra y te daré un corazón de carne. Y pondré mi espíritu en ti y te moveré a seguir mis decretos y a guardar mis leyes. […] Serás mi pueblo, y yo seré tu Dios ”(Ez. 36: 26-28)

Consejos para los líderes

Permítanme terminar con algunas consideraciones específicamente para aquellos que entre ustedes son líderes en la Renovación Carismática Católica. Tomo prestados varios puntos tratados por San Juan Pablo II en 1981 hablando a personas como ustedes porque nos ayudan a entender cómo, dentro de CHARIS, cada uno de nosotros está llamado a ser un servidor.

En primer lugar, “El papel del líder es, antes que nada, dar ejemplo de oración.[…] Con esperanza confiada, con cuidadosa solicitud, le corresponde al líder asegurar que el patrimonio multiforme de la vida de oración de la Iglesia sea conocido y experimentado por aquellos que buscan la renovación espiritual ”.

En segundo lugar, deben preocuparse por proporcionar alimento sólido que nutra espiritualmente mediante el partir el pan de la verdadera doctrina. El amor por la palabra revelada de Dios, escrita bajo la guía del Espíritu Santo, es la garantía de su deseo de “mantenerse firmes en el Evangelio” predicado por los Apóstoles […] Por lo tanto, tengan cuidado como líderes de buscar una sólida formación teológica diseñada para garantizarles a ustedes y a todos los que dependen de ustedes para su orientación, una comprensión madura y completa de la palabra de Dios. “Que la palabra de Cristo, rica como es, habite en ustedes. Instruíos y amonestaos con toda con toda sabiduría hecha perfecta, instrúyanse y amonéstense unos a otros” (Col. 3: 16-17)

En tercer lugar, como líderes en la Renovación, deben construir lazos de confianza y cooperación con los obispos, quienes tienen la responsabilidad pastoral de pastorear todo el cuerpo de Cristo, incluida la Renovación Carismática. Incluso cuando no compartan con ustedes las formas de oración que ustedes han encontrado enriquecedoras, tomarán en serio su deseo de renovación espiritual para ustedes y para la Iglesia”. [26]

Por favor, permítame un último punto.

Haciendo un balance de lo que hemos recibido y mirando lo que debe hacerse en el futuro, es necesario que formemos una nueva generación de líderes. Una de las funciones de un buen líder es la capacidad de planificar el momento en que otros deban pasar al primer plano y, como el Precursor Juan Bautista, “Es preciso que él crezca y que yo disminuya” (Juan 3: 30). En la Iglesia, este es un requisito de buena salud y es por esto que los Estatutos de CHARIS incluyen referencias claras a la renovación de nuestros equipos de liderazgo (27). En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco se refiere a varias tentaciones entre aquellos que sirven en la iglesia. Entre otros puntos, habla del reto de brindar a los jóvenes un sentido de pertenencia en nuestras comunidades y estructuras. Nota que el Espíritu Santo “abre nuevos caminos para satisfacer sus expectativas y su búsqueda de una profunda espiritualidad” (28), por lo cual el desafío para la Renovación Carismática Católica es hacer de nuestras comunidades lugares donde permitamos a los jóvenes que nos lideren hacia la santidad y la misión. Conclusión

Mis reflexiones de hoy han hecho poca referencia a María, pero cuando hablamos de la vida en el Espíritu Santo rara vez está muy lejos. Mi oración por todos nosotros es que podamos aprender de ella, en este Pentecostés y en cada Pentecostés, cómo recibir mejor el Espíritu Santo y convertirnos en discípulos.

Al final, esta es la razón de la existencia de CHARIS.

____

[1] FRANCISCO, Discurso a los participantes en la 37a Convocatoria Nacional de Renovación en el Espíritu Santo, Estadio Olímpico, Roma, 1 de junio de 2014 (en adelante, Estadio Olímpico).

[2] FRANCISCO, Vigilia de Pentecostés y oración ecuménica con motivo del Jubileo de Oro de la Iglesia Católica Renovación carismática, Circo Máximo, Roma, 3 de junio de 2017 (en adelante Circo Máximo); Francisco Estadio Olímpico.

[3] J. RATZINGER, “Los movimientos eclesiales: una reflexión teológica sobre su lugar en la Iglesia”, en PONTIFICIUM ONSILIUM PRO LAICIS, Movimientos en la Iglesia, Actas del Congreso Mundial de los Movimientos eclesiales, (Roma, 27-29 de mayo de 1998) (Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 1999) 23-51.

[4] PABLO VI, Discurso a los participantes en el 3er Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica,

[5] JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en la Cuarta Conferencia Internacional de Líderes Católicos Renovación carismática, Roma, 7 de mayo de 1981 (en adelante, Líderes 1981).

[6] JUAN PABLO II, Mensaje a la Renovación Carismática Católica, 24 de abril de 2000 (en adelante, Mensaje 2000).

[7] BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes en la reunión patrocinada por Renovación en el espíritu, San Pedro Plaza, 26 de mayo de 2012 (en adelante, Benedicto 2012).

[8] Ibídem.

[9] FRANCISCO, Circo Máximo.

[10] FRANCISCO, Estadio Olímpico.

[11] FRANCISCO, Circo Máximo; FRANCISCO, Estadio Olímpico ..

[12] FRANCISCO, Estadio Olímpico.

[13] BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes en la reunión patrocinada por Renovación en el espíritu, San Pedro Plaza, 26 de mayo de 2012 (en adelante, Benedicto 2012).

[14] JUAN PABLO II, Mensaje 2000.

[15] FRANCISCO, Estadio Olímpico

[16] FRANCISCO, Circo Máximo; BENEDICTO, 2012.

[17] Ibidem.

[18] Ibidem

[19] PAUL VI, 1975; también citado en: JUAN PABLO II, Líderes 1981.

[20] JUAN PABLO II, Mensaje 2000.

[21] Ibídem.

[22] FRANCISCO, Circo Máximo.

[23] JUAN PABLO II, Líderes 1981.

[24] FRANCISCO, Estadio Olímpico; FRANCISCO, Circo Máximo.

[25] FRANCISCO, Santa Misa por la solemnidad de Pentecostés, Plaza de San Pedro, 4 de junio de 2017.

[26] JUAN PABLO II, Líderes 1981. 27 CHARIS, Estatutos, arts. 10 y 14.

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